Matteo
El error de muchos era confiar en que habían ganado, creer que no hay posibilidades de que la otra parte resurja después de un gran golpe. La ignorancia de muchos era pensar que la mafia es solo una organización al mando de delincuentes de barrios bajos, cuando la realidad es muy diferente.
Desde pequeño fui entrenado no solo para ejecutar y defender el puesto de mi familia, sino que me prepararon para hacerme cargo de todo. Estudié en universidades de prestigio, me codeé con hijos de presidentes, monarcas, generales respetados y grandes empresarios. Sabía cómo pensaban, la manera en que actuaban; lo sabía todo, porque crecí con ellos y me camuflaba entre ellos.
Los militares de alto rango poseían un ego más grande que su uniforme. A la hora de dar un discurso no había nadie mejor que ellos, porque amaban que la gente les alabara las palabras cargadas de promesas que no podían cumplir. Por muy limpios que quisieran mostrarse, todos —sin excepción— estaban salpicados de mierda.