"¡DÉJANOS EN PAZ!".
Me quedé helada. ¿Nos...?
Y entonces me di cuenta. Sabía a qué me recordaba su comportamiento. Iba a proteger su territorio inmediato de cualquier cosa y persona que percibiera como una amenaza. Y ahora mismo, Padre era un intruso, una posible amenaza que podía separarme de Xaden.
"M*erda...". Padre maldijo, su voz sorprendentemente teñida de terror. "¡V-Voy a pedirle la llave a Sarah! Pronto saldrán-".
"¡No lo hagas!", grité.
"¡Eso solo empeorará las cosas! ¡S-Solo vete!".
Xaden dirigió su mirada hacia mí, parecía más un depredador al acecho que el hombre tierno que estaba empezando a conocer. Antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba pasando, se abalanzó sobre mí y me tiró sobre la cama. Caí de espaldas con un aullido de sorpresa.
Se cernió sobre mí y su mirada hambrienta y brillante se clavó intensamente en la mía, ancha y petrificada. "Nadie te apartará de mí", gruñó, bajo y amenazador, infundiéndome miedo.
Tragué saliva, demasiado paralizada pa