Estoy conduciendo con Lucas abrazado a mi espalda.
Esto es...raro.
Cuando llegamos a mi casa pasamos por seguridad y el enorme portón de la entrada nos bajamos y nos quitamos los cascos.
Tenía tiempo sin conducir y lo hice muy bien.
— Conduces horrible — dijo Lucas — Pensé que íbamos a morir atropellados.
— Claro que no - me quejé - Mas bien te salvé de morir golpeado por Nathan.
— Creo que prefiero morir golpeado que atropellado en un accidente por tu culpa — se burla.
— Ja ja — me reí sarcásticamente — Ahora ven que tu cara se ve horrible con toda esa sangre.
Abrí la puerta de la casa y entramos en la sala.
— ¡Rosa! — grité — ¡Ya llegué!
— Oh, qué bueno, ¿por qué llegaste tan...? ¡Oh Dios! ¡¿Qué te pasó?! — Rosa exclamó horrorizada cuando vio las heridas de Lucas.
— Cálmate, Rosa. Necesito que me traigas el botiquín de primeros auxilios.
— No espera, pero ¿qué pasó?
— Eso no es importante, tráeme el botiquín rápido, por favor.
— Ya vengo.
— ¿Puedo sentarme? — me preguntó Lucas.
— Cla