— ¡Amélie! ¡Despierta!
Me removí y me tapé la cara con una de las almohadas.
— ¡Hey, princesa! ¡Levántate!
Abrí los ojos y me topé con unos ojos verdes.
Me levanté sobresaltada y me senté en la cama.
— ¡Oh no! ¿Me quedé dormida? ¿Qué día es? ¿Qué hora es? ¿Dónde estoy? — pregunté todo rápidamente.
— Si, te quedaste dormida. Hoy es lunes. Son las tres de la tarde y estás en mi habitación, en mi cama.
— ¿Cuánto tiempo dormí?
— Veinte minutos — sonrió — Ahora vente que ya está lista la comida.
Lo seguí. Bajamos las escaleras y nos dirigimos a un pequeño comedor.
En la mesa estaban sentadas la mamá de Lucas y Alice su hermana menor. Lucas se sentó y ellas giraron a vernos.
— Oh, ¿en serio eres tú? — Alice estaba sorprendida — Déjame decirte que me caíste súper bien en la academia.
— Si, soy yo y gracias, tú también me caíste muy bien — le sonreí.
—- Oh Amélie, siéntate por favor — me pidió Mary.
Me senté junto a Lucas.
— Señora Mary, puedo comer en mi casa así no le causo ninguna molestia.