Cuando llegué a mi casa ya eran casi las 7:00 pm, era domingos así que sólo tenía pensado dormir.
- ¡Rosa! ¡Ya llegué! - grité al abrir la puerta.
Rosa salió de la cocina y se acercó a mí.
- Oh, qué bueno que llegaste, preparé unos bagels buenísimos.
- Sabes que no puedo comer nada con carbohidratos.
- Y tú sabes que estás muy delgada, demasiado diría yo - me dice preocupada mientras mira mi abdomen.
- Mamá no me deja comer mucho y yo estoy bien.
Le sonrío tratando de mostrarle que si estaba bien.
- ¿De verdad estás bien? Veo que no estás tan feliz, me preocupo por...
- Estoy bien ¿si? ¡Estoy súper bien! No sé porque todos quieren saber cómo estoy si estoy estupenda - le dije o más bien grité agobiada.
Rosa baja su mirada, al instante me siento mal por haberle hablado así y pienso en cómo trate a Lucas.
- Me alegro que estés bien. Sólo quería informarte que tus padres se adelantaron y llegan mañana.
- ¿Pero no llegaban el sábado?
- Tú madre no me quiso explicar - fue lo único que dijo