Dylan me encontró y me llevó corriendo al hospital, donde me hicieron un lavado de estómago. Fue entonces cuando descubrieron que tenía cocaína adulterada en mi sistema, pero nunca supe quién me la había dado.
—¿Cómo podría olvidarlo? Mi estómago todavía lo recuerda. —Respondí, riendo sin gracia al recordarlo.
—Fue cosa de ella. Nació malvada, Rebel. Tenía doce años en ese momento y no sé cómo lo hizo ni con quién estaba involucrada, pero sé que fue ella. Incluso se rio cuando nos dijeron que estabas luchando por tu vida. Intenté decírselo a mamá y papá, pero ella me amenazó con un cuchillo. Desde entonces le tenía terror y hacía lo que me pedía. No está bien de la cabeza, Rebel. —Me contó, y me quedé impactada al saber que ella, mi hermana pequeña, era tan despiadada.
—Dios mío. —Exclamé mientras lo miraba con asombro, tristeza y rabia. ¿Por qué hizo eso? Nunca había sido una amenaza para ella o la familia.
—Sé que es difícil de escuchar, Rebel, y lo siento. Después de eso, intensific