Capítulo 94
Al compañero le debió preocupar quedar mal, así que insistió en llevarlos a un bar y luego a jugar algo de mesa.

Regina fue con Luis; la reunión de exalumnos se prolongó hasta la una de la madrugada.

Ella lo acompañó todo el tiempo, discreta y paciente, sin mostrar ni una pizca de fastidio.

Luis se lo agradeció enormemente.

De camino a casa, al notar lo apagada que estaba, buscaba conversación para animarla.

Regina sabía que él era, en efecto, una buena persona. Intercambiaban frases sueltas mientras observaba la quietud de la noche a través de la ventanilla, y su ánimo fue serenándose poco a poco.

Cuando Luis estacionó el carro frente al edificio de departamentos, subieron juntos.

Un Maybach negro estaba aparcado no muy lejos. Las luces interiores estaban apagadas, sumiéndolo en la penumbra; solo la brasa de un cigarrillo refulgía y se extinguía intermitentemente.

Gabriel los vio entrar entre risas y plática. Sus ojos, habitualmente serenos y profundos, reflejaban ahora una furia cont
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