Al ver que ella ya no comía, Gabriel también perdió el apetito. La idea de Regina con ese otro tipo lo llenaba de una pesadumbre que no podía disipar. Dejó los cubiertos a un lado.
—¿Tan poquito vas a comer?
Regina era una mujer y era normal que comiera poco para cuidar su figura. Pero un hombre del tamaño de él no se llenaría con esa cantidad.
—Ya estoy satisfecho.
Al escucharlo, ella asintió. La observó, su cara era seria e indiferente.
—¿Tienes algo que hacer en la tarde?
Regina entendió lo que insinuaba: quería que se quedara en el hospital con él. Sabía cuáles eran sus intenciones.
Originalmente, había planeado poner distancia en cuanto le dieran el alta. Pero con esta lesión, quién sabía cuándo saldría.
No quería seguir enredada con él. Su matrimonio se había terminado precisamente porque Gabriel estaba de coqueto con Mónica, y eso los había llevado al divorcio.
La había engañado con ella.
Sabía que no había posibilidad de volver con él, pero tampoco quería que Sebastián pasara p