[Gastar la mitad de mi quincena en un concierto de Sebastián, pero es un recuerdo para toda la vida. ¡Valió la pena!]
[Mi novio se muere de la envidia por el boleto que conseguí. Me dijo que podría venderlo hasta en cinco mil dólares. ¡Muchas gracias por cumplir mi sueño, Regina! ¡Te adoro!]
Leer los mensajes de Eva le levantó el ánimo. Sacó el boleto de su bolso para verlo de nuevo, le tomó una foto y la subió a sus redes sociales. No tardaron en llegar los "me gusta" y los comentarios.
[¡Regi! ¡No puedo creerlo! ¡Es una invitación, y en la primera fila, asiento! Con razón los revendedores decían que los mejores lugares ya estaban apartados. ¡Así que fuiste tú!]
Regina se quedó congelada al leer el mensaje. No supo qué contestar. Un segundo después, llegó una llamada de Lisa. Aun así, contestó.
—¿Los boletos te los consiguió la gente de Sebastián? ¿Crees que me puedas conseguir unos a mí?
—Ya se acabaron todos, es imposible.
—¡Ay, si hubiera sabido que podías conseguirlos, no habría b