Capítulo 444
Regina llevaba mucho tiempo sin probar el melón. Ni siquiera había tocado el desayuno cuando tomó un pedazo. La dulzura la hizo entrecerrar los ojos en un gesto de pura satisfacción. Andrea le acomodó la mesita plegable sobre la cama. Regina se tomó un tazón de avena, comió una rebanada de pan y se acabó casi la mitad del recipiente de melón.

Su amiga la acompañó a desayunar, observándola discretamente todo el tiempo. Le preocupaba que el incidente le hubiera dejado algún trauma, pero al ver su buen apetito, se sintió aliviada.

Sin embargo, después de tomar tantos líquidos, no tardaron en darle ganas de ir al baño. Se miró los pies, vendados e inmovilizados. No estaba segura de poder apoyarlos en el suelo; la sola idea del dolor le producía un escalofrío.

Pero si no se levantaba, no podría usar el inodoro. No pensaba resolverlo en la cama. Tras un momento de duda, apartó las sábanas.

Andrea, que había salido a tirar la basura, regresó cuando Regina intentaba bajar de la cama y corrió a
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