Capítulo 383
Sabía que ella estaba borracha, pero él estaba sobrio. Se había acostado con la mujer de su mejor amigo. El peso de esa realidad lo abrumó.

—Lo siento.

Mónica se abrazó a las sábanas y susurró:

—No te culpo.

Andrés la miró. Quiso decir algo, pero no se le ocurría qué decir.

Con la voz quebrada por una amarga resignación, ella continuó:

—De todos modos, él ya no me quiere. Yo era la que no podía superarlo, pero ahora me ayudaste a decidir. Ya no hay vuelta atrás con él. Voy a dejarlo ir.

Escucharla solo hizo que él se sintiera peor.

—Vístete.

Se levantó, recogió su ropa del suelo y se la puso. Luego le dio la espalda para que ella tuviera privacidad. Mónica también se vistió.

Se miraron el uno al otro, y la incomodidad llenó el silencio. A Andrés, en particular, le martillaba la cabeza. La culpa lo estaba matando.

—Ve a arreglarte. Vamos a bajar a desayunar.

Ella asintió con un murmullo.

Había un restaurante en el hotel. Cuando se sentaron, el ambiente entre ellos carecía de la calidez
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