—A ver... un momento de silencio, por favor.Ricardo tomó el micrófono.
En el salón, todas las conversaciones cesaron y las miradas convergieron en el estrado. Algunos conocidos cerca de Regina le lanzaron miradas cargadas de complicidad.
Regina adivinó las intenciones de Ricardo. Quiso dejar el pastel y marcharse, pero él ya la miraba, sus ojos desbordando afecto mientras decía al micrófono:
—¡Hoy, aquí, quiero declararle mi amor a la chica que quiero, y les pido a todos que sean testigos!
—¡Ese es mi Ricky! —gritó alguien.
Los demás se unieron al vitoreo, sonrientes, todos mirándola, cerrando el círculo a su alrededor hasta que no hubo escapatoria.
—La verdad, estoy algo nervioso. Es la primera vez que hago esto, hasta me sudan las manos. Tengo miedo de que me rechace, pero llevo años amándola en secreto… ¡No quiero dejar pasar esta oportunidad!
Ricardo le pasó el micrófono a alguien a su lado, tomó las rosas que le ofrecía un mesero y bajó del estrado. Se acercó a Regina y, con una m