—Por eso, conozco a mi hijo y te aseguro que le gustas mucho. No le hagas caso a nada de lo que dijo Eduardo. Lo de Gabriel y Mónica pasó hace años. Es normal tener un noviazgo en la universidad. Desde que ella se fue a Estados Unidos no volvieron a tener contacto, así que después de tanto tiempo, eso ya quedó en el olvido. El hecho de que se casara contigo demuestra que ya lo superó. Mi hijo no es una persona indecisa; si en serio siguiera sintiendo algo por ella, no se habría involucrado con nadie más.
—Sí, lo entiendo.
Sabía que Gabriel no la veía como un reemplazo. Ella y Mónica no eran hijas de la misma madre, no se parecían en nada y, además, su relación era terrible. En el pasado, le había hecho la vida imposible a Mónica, y en ese entonces, él la detestaba.
Si no hubiera sido por su deseo de vengarse de Jimena, si no hubiera sido por aquella noche en el hotel, sus vidas tal vez nunca se habrían cruzado.
—Mi nieto siempre ha sido tan correcto… Si no me lo contaras, no creería qu