Desde que había tomado posesión de la herencia de la tía Margot, Manuel se dio
cuenta de todo lo que implicaba formar parte de las juntas directivas de las
empresas en las que tenía participación mayoritaria, que eran casi todas. Una gran
responsabilidad estaba recayendo en las espaldas de Manuel y se preguntaba si
valía la pena y si eso no lo distraería de su objetivo principal, su hermano.
Atender todo aquello, además de su trabajo oficial se estaba convirtiendo en una
pesada carga para él. Estudiaba la posibilidad de retirarse de su empleo en la
oficina de intendencia, para tener más tiempo libre pero era una decisión que no
tomaría a la ligera.
Sus condiciones habían cambiado, ya no requería de ese empleo para vivir y tenía
recursos más que suficientes para realizar las búsquedas necesarias, pero aún se
preguntaba si su acceso al sistema legal desde ese cargo le podría ser útil. El
dinero, ahora abundante, no era el problema. Era luchar contra un sistema con