Cuando Alex se quitaba el vestido y comenzaba a ponerse su ropa, escuchó el tono de su móvil. Revolvió debajo del montón de ropa sobre el sillón y allí debajo lo encontró.
Era Manuel. Con todo aquello se había olvidado totalmente de que le había dicho que iría a verla.
—Manuel, cuánto lo siento, estoy en casa de Ariana y se me hizo muy tarde. Olvidé por completo que ibas a mi casa.
—“Justo te llamaba para saber si estarías allí, para llevarte lo que hablamos, aún no estoy en tu casa. Pero si lo deseas, me das la dirección de tu amiga y te traigo a casa” —ofreció el hombre sin esperar a que le dijera algo más.
—No quisiera abusar y causarte molestias, pero ya estaba por irme. No tienes que desviarte. Podemos vernos en casa en unos minutos.
—“Dime dónde estás y te paso buscando, no me molesta” —insistió amable Manuel.
—Gracias, eres muy paciente conmigo. Te paso la ubicación a tu teléfono entonces. Te espero abajo.
Se despidieron y Ariana la miró extrañada mientras Alex manipulaba su mó