CAPITULO 2 El HERMANO

Salí de su oficina, me dirigí discretamente al tocador, tenía que arreglar mi maquillaje antes de continuar con mi jornada. Me habia dicho que su esposa vendría, ya que tenían que salir a una reunión juntos.

Actualizaba la agenda de Alejandro, cuando la ví llegar, era realmente una mujer muy guapa, casi de la misma edad que él, con un hermoso cabello largo y castaño, y rasgos finos, podía entender lo que le había atraído de ella.

-¿ Como estás Sofía?. - dijo amable- ¿Sabes si Alejandro está listo?.

- Creo que si, señora Frida, no está reunido con nadie, supongo que puede pasar.

La escuché tocar la puerta y entrar, tardaron unos minutos y salieron juntos.

- Sofía, ya no regresaré, mañana veremos los demás pendientes. Si tienes alguna duda, Armando se quedará un poco más.

- No se preocupe señor Rivera.

- Cuidate Sofía - me dijo su esposa, sin añadir mucha emoción.

A veces creía que ella ya lo sabía, tenía una mirada escrutadora, que me incomodaba, después de todo, ella era la esposa y lo conocía muy bien. Nadie es infalible, y en estos dos años que tenia de ser su amante, algo debió escapársele, por muy cuidadoso que fuera.

- Sofía puedes venir. - me llamó Armando, sacándome de mis pensamientos.

- Dígame, señor Armando.

- Sólo dime Armando, me haces sentir viejo.

Sonreí - Claro Armando, pero solo lo haré cuando no esté mi jefe, o me reprenderá.

- Como te dije, mi hermano es muuuy aburrido. Necesito su agenda, quiero reunirme con los encargados de departamentos y hacer un plan de trabajo.

- Si, en un momento se la doy.

Estuvimos trabajando unas horas más hasta que pudimos organizarnos, cuando nos dimos cuenta, éramos los ultimos en la oficina.

- Disculpa, por tenerte aquí fuera de tu horario, se me fue el tiempo. ¿Te gustaría acompañarme por un café?.

- Creo que no debería, eres el hermano de mi jefe, no sé si es apropiado, es que no quiero habladurías, la verdad me gusta mucho mi trabajo.

- Sólo será un cafe, lo prometo, - dijo levantando su mano derecha.

- Sólo un café.

Salimos del edificio, caminamos a una cafetería cercana, ordenamos y charlamos un rato,

Armando era realmente un tipo muy agradable, y me di cuenta que teniamos muchas cosas en común. Pasaron un par de horas y finalmente nos despedimos, él se fue por su lado y yo subí a mi auto y me fui directo a casa.

Tomaba una ducha tibia, y mi teléfono empezó a sonar insistentemente, tuve que salir, envuelta en una toalla, sabía que era Alejandro.

-¿ Me puede decir porqué no contestas? - dijo alzando la voz - pasé por tu departamento y no estabas.

- Yo. . . lo siento, estaba en la ducha, y salí a tomar un café con una amiga.

-¿ Amiga, qué amiga?, tú no tienes amigas, te recuerdo que debes estar disponible, si es que quieres seguir con esto, no siempre tengo tiempo para vernos y lo sabes.

- Vamos Alejandro, no te enfades conmigo, si me hubieras llamado, te habría esperado.

- Hablaremos mañana- dijo enfadado y colgó, dejándome con un sensación de impotencia y frustración.

***

Estaba nerviosa, y llegué más temprano de lo habitual, creo que nunca le había mentido a Alejandro, él era muy importante en mi vida, mi razón de estar ahi, sentía que sin él, ya no sería nada.

Armando llegó antes que él, así que lo abordé en su oficina.

- Armando, quería pedírte un favor, que no menciones al señor Alejandro lo de anoche, es muy estricto en cuanto a las relaciones laborales,

- me sentía tan falsa diciendo eso, ya que vivía en una mentira.

- Si te preocupa tanto, no lo mencionaré, pero quisiera que otro dia podamos compartir otro café o tal vez salir a cenar.

- Si, claro, y gracias - dije aliviada.

Alejandro había llegado mientras hablaba con su hermano y me llamó a su oficina.

- ¿Vas a decirme dónde estabas? - dijo visiblemente enojado.

- Te lo dije, sali por un café, y se me fué el tiempo.

Además, ayer me quedé con tu hermano un par de horas organizando sus agendas, quiere una reunión con el personal.

- Eso no me interesa en este momento, quiero que te quede claro que, cuando te busque, estés. - se acercó mucho a mí- sabes que te deseo - me susurró al oído- no puedo perder estas oportunidades.

Tocaron a la puerta y nos separamos rápidamente.

- Hermano, ya tengo listo el informe que me pediste, ayer Sofia me buscó un espacio en tu agenda para programar una reunión, espero estes de acuerdo.

- Si, si, de eso hablábamos, - dijo algo nervioso - no hay problema.

- Señor Rivera, si ya no me necesita. . .

- Puedes irte. - Dijo sin mirarme.

Sabía que estaba muy, pero muy furioso, nunca lo había visto de esa manera, siempre habia sido amable, y atento, no sabía que pasaría después de ese día, pero estaba segura que ya nada volvería a ser igual.

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