Todo el día estuve pensando lo que le diría a Sofía, esa maldita duda, no me dejaba en paz, había llegado la hora, por fin iba a verla, y tendría que decirme la verdad.
- Hola, ¿Estás bien? - preguntó extrañada al abrir su puerta.
Entré y ella se acercó para besarme, pero se lo impedí.
-No, debemos hablar, quiero saber como es que mi hermano entró a tu edificio, la verdad es que jamás lo vi llegar, ¿acaso estaba aquí, contigo y me lo ocultas? - los celos me invadieron.
- Este edificio, tiene dos entradas, seguramente usó la otra, ¿porqué dudas de mí ? Sé que no ha sido fácil para tí, el tener que ocultar lo nuestro, pero es necesario. . . ¿No te basta con que te ame?.
- ¡No!- respondí - ¡no es suficiente!, eres muy importante para mí, no quiero seguir escondiéndolo, ¡no eres mi amante Sofía!. Eres algo más. . .
-¡ Lo sé, pero aún hay cosas que tengo que resolver!
Retrocedí , porque aún no entendía qué quería decir.
- ¿¡Qué más Sofía!? - estaba furioso.- ¡Díme qué más!
-¡ Voy a renu