La mañana estaba fresca, perfumada con el aroma de los pinos y el crujido de hojas bajo los pies. Lyra llevaba una canasta a medio llenar con frutas, pero su atención no estaba del todo en la recolección. Su mirada se desviaba constantemente hacia Sena, que caminaba unos pasos más adelante junto a Jennek y las gemelas. Habían planeado ese paseo con la idea de desconectarse, respirar y simplemente disfrutar. Pero Lyra tenía algo más rondando su mente desde la noche anterior.
Desde la visión que tuvo por la noche, la sensación que sintió en su cuerpo…
Desde el momento en que Ragnar la abrazó y ella sintió, por primera vez, que quizás no estaba rota… solo incompleta.
—¡Hey, Lyra! —gritó una de las gemelas, Elia, mientras alzaba una rama como si fuera una espada—. ¿Quieres luchar?
—¿Contra una guerrera sin piedad? No, gracias —respondió Lyra con una sonrisa.
—¡Cobarde! —dijo Ava con una sonrisa —. ¡Ni siquiera puedes cambiar a tu forma lobuna!
—¡Chicas! —intervino Sena con voz maternal, p