Salvia
Las heridas estaban empeorando. Cada patrulla regresaba con guerreros que presentaban lesiones que combatían mi sanación de formas nuevas. Las mutaciones se adaptaban más rápido ahora, como si estuvieran construyendo algo.
—La infección se propaga de manera diferente —le expliqué a la Jefa de los sanadores, mostrándole líneas negras que se extendían como telarañas por las venas—. ¿Ves cómo ataca puntos vitales? Como si estuviera aprendiendo...
—Se preparan para algo más grande —advirtió Aura—. Estos son solo ensayos.
—Ya no son mutaciones normales —coincidió la sanadora, estudiando las líneas negras—. ¿Ves cómo cambian los patrones? Es casi como...
—Como si estuvieran probando qué infecciones funcionan mejor —concluí—. Aprendiendo lo que más nos daña en cada ataque.
Llegó otro guerrero, sus heridas pulsaban con una energía extraña que nunca había sentido. Cuando intenté sanarlo, la corrupción contraatacó, intentando trepar por mis brazos como si tuviera mente propia.
—No es natu