—Es totalmente seguro —me garantiza, y tira de mi cara para que deje de mirar todos esos grandes aviones en los que preferiría embarcar. Me da igual si no se dirigen a nuestro destino. Iré a donde me lleven.
—No parece seguro —replico mirando el aparato, y entonces veo a una mujer con una postura perfecta, un pelo perfecto, un maquillaje perfecto y una sonrisa perfecta—. Parece demasiado pequeño.
—Addison. —Su voz suave y reconfortante me obliga a desviar la mirada de nuevo hacia él. Me está sonriendo—. Estás conmigo, con tu controlador sobreprotector, irracional y posesivo. —Me besa con cariño—. ¿De verdad crees que te dejaría subir si corrieras algún peligro?
Sacudo la cabeza, consciente de que me estoy comportando como una niña, pero el pánico me ha tomado por sorpresa. Debería sorprenderme el hecho de que posea un jet privado, pero no es así. Lo que me sorprende es el hecho de tener que volar en su jet privado.
—Estoy algo nerviosa —admito al ser consciente de la presencia de todo