—No he parado de hablar de ti. Deben de dolerte los oídos —dice Richi. «¡No, no precisamente los oídos!»—. Estaba comentándole al señor Marcus D’monte que eres mi mejor autora y él piensa que estoy alardeando.

¿Maucus D’monte? Ah, el otro socio de la editorial Richi. Aún no lo conozco.

—Mi socio insiste en que este libro será Best Seller —asegura Marcus D’monte con una amplia sonrisa.

Es muy elegante, alto, rubio platino, y luce un traje hecho a medida y zapatos de vestir. Es bastante atractivo... a pesar de estar en plena cuarentena (otro madurito...). Me sonrojo.

—Espero no decepcionarlo, señor D’monte ni al señor Richi. Estoy poniendo todo mi esfuerzo y dedicación en este proyecto —digo ansiosa. Recordando que he hecho para comprometerme con el proyecto.

Y me pregunto. Ya que he sucumbido ante los encantos de Nick, ¿será prudente pedirle ayuda de verdad para el libro?

—Por favor, llámame Marcus. Debo reconocer que tu seguridad me convence —comenta, y amplia su sonrisa —. Esper