Junto con Ainara caminamos un poco hasta dar con un largo tubo de escape, llevaba a una parte en el estacionamiento del centro comercial.
Por allí escaparemos juntas, una de las alarmas sonó, parecía a la de incendios así que Ainara de inmediato se acercó al tubo y tomó mi mano.
— Ya está aquí. Debemos irnos ya Ness.
Oí miedo en su voz.
Le entendía a la perfección.
Ella tiene quién la espere en casa, mi pequeña Alina y mi cuñado. Ahora mismo él ha de estar muerto del susto.
— Tengo miedo Ainara, temo lastimar a mi bebé.
— Caerás en un sitio adecuado. No les pasará nada.
Asentí y tomé su mano, me ayudó a meter el primer pie dentro del tubo y luego el otro, sin pensarlo me deje caer.
Suaves telas y esponjoso algodón me recibieron y Ainara tenía razón, no me dolió nada, aunque eso no significa que deje de temer por el bienestar de mi bebé.
Me hice a un lado y de inmediato sentí un cuerpo caer, me giré esperando ver a mi hermana pero lo que vi me heló la sangre.
— ¿Quién es usted?
Tuve mi