Narra Agnes Bachelet.
Una risita traviesa salía desde la que era mi habitación antes de ir al hospital a traer a mis bebés al mundo. No pude evitar sonreir yo también e ir un poco más rápido hasta llegar a la puerta de la habitación, se encontraba entre abierta y ahí estaba mi hermosa sobrina al pie de dos cunas.
Alina se encontraba leyendo un cuento a mis bebés.
— Y si bebés, el cerdito más inteligente se encontraba un poquito asustado por sus hermanos.
Me aferre a la puerta mientras les veía a los tres totalmente embelesada. Me adentré a la habitación en silencio.
Alina sintió mi presencia.
>> Ah hola mami, estoy leyendo a sol y estrellita el cuento de los tres cerditos.
Dijo sin voltear a mirarme.
>> ¿Ya viste a mi tía? ¿Ella aún no despierta? ¿Cuánto más va a dormir?
Su voz aunque preguntaba activa, también se escuchaba triste al hablar de mí.
Ainara entró a la habitación también y me abrazó. Alina al ver que su mamá no respondía se dió la vuelta y al fin nos vio juntas.
>> ¡Tiiii