— Agnes, aparte de que debes aceptar a Theo como tú guardaespaldas. Queremos contarte que nos tomamos el atrevimiento de hacer eso que por los evidentes problemas has pospuesto.
Artemis con su voz gruesa y autoritaria. Me extendió una pequeña libreta azul rey y una bolsita negra.
>>Ten.
Al tomar lo que me estaba dando, de inmediato supe de que se trataba. Eran mis documentos, aquellos por los cuáles me encontraba en una mala situación ahora mismo y a punto de ponerme patitas en la cárcel.
Aunque sentía que ya no tenía más lágrimas que soltar, una rodó por mi mejilla. Mi hermana de inmediato se acercó a mí y me abrazo.
— Ya no tienes porque esconderte, ya no tienes que entregarle tus méritos, trabajos y esfuerzos a mi nombre. Ya vuelves a ser Agnes, al menos frente al mundo.
Lágrimas tras lágrimas rodaban por mis mejillas.
—… Dios… Gracias a ambos. — Dije con mi voz entrecortada.
No podía decirles que no me encontraba nada feliz con esto, solo callar.
— Shhhh… ¿Vamos a almorzar?
Mi her