Cuando desperté noté que había movimiento en la casa. Cuando salí al pasillo podía escuchar que había alguien en la cocina, pero antes de bajar desperté a Clay y ambos nos arreglamos antes de descender las escaleras hacia la cocina.
Al entrar me encontré a Colton tecleando en su portátil y a los cocineros moviéndose de un lado a otro aparentemente perturbados por la presencia de su jefe.
En cuanto Colton nos vio entrar, cerró su portátil y le sonrió suavemente a Clay.
—Buenos días, pequeño —saludó suavemente a su hijo y eso me hizo morderme el labio inferior para no sonreír.
Él se dejó caer del taburete y abrazó a su hijo antes de elevarlo y sentarlo en el que estaba junto a él. Yo dejé la mochila de Clay sobre el desayunador y lo rodeé para abrir el refrigerador y sacar un vaso de leche para que se lo tomara.
Me agradeció y yo le sonreí antes de mirar en dirección a Colton que ya me miraba a mí.
—Buenos días, Vania —y aparentemente la cocinera y las empleadas alrededor escucharo