Punto de vista de Bella
Ya no teníamos que viajar al Reino Unido. La familia de Martha había recuperado su cuerpo y no perdía tiempo en darle sepultura. Así que mi esposo y yo decidimos ir a su pueblo natal. La mano de Cole descansaba suavemente sobre el volante, su otro brazo se extendía a lo largo del respaldo de mi asiento mientras recorríamos las estrechas carreteras que conducían al pequeño pueblo donde vivía la familia de Martha.
Cole no había dicho mucho desde que esa mañana recibimos la llamada informándonos que el cuerpo de Martha había sido recuperado de York y trasladado de vuelta a Estados Unidos. Su familia había insistido en que la enterraran en su pueblo natal. El funeral era mañana.
Ya no teníamos que ir a York. Apoyé la cabeza en el cristal.
Cole me miró brevemente. —¿Estás bien?
—Estoy bien —murmuré.
—Llevas horas callada.
Sonreí levemente. —Solo pienso en ella. En lo repentino que fue todo.
Asintió, su expresión suavizándose. —Era una buena mujer. Leal. Trabajadora.