__ Tú no eres así. Sé que quieres vengarte de ese par. Debes tener mucho cuidado. Brenda no es de fiar, y por ese hombre es capaz de hacer cualquier cosa. Debes tener mucho cuidado y.… no vaya a ser que te enamores de Andrés.Estas palabras hicieron que Victoria se pusiera pensativa. Rebeca se metió al baño, tenía resaca por haber bebido como una cuba, mientras que Andrés ya estaba despertando. Miró hacia todos lados, asimilando dónde estaba. __ ¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo aquí? __ Doctor, buenos días, está en mi habitación. __ ¿Victoria? ¿Yo dormí contigo? __ No, no dormimos juntos, doctor. Vino a acompañarme y se acostó en mi cama, y ahí se quedó dormido.__ ¡Dios, estoy que muero! Ella le pasó una bebida fría que lo ayudaría a mejorar. Brenda, está de camino al hotel, lo ha llamado cientos de veces y es mejor que conteste. __ Gracias, voy a mi habitación, quiero ducharme.Victoria lo vio alejarse. No podía seguir perdiendo el tiempo; tenía mucho trabajo y s
—Victoria, tú deberías buscar quién te revuelque un par de horas. Aquí puedes encontrar a alguien que se arriesgue a hacerte el favor; lo digo porque no tienes a tu noviecito contigo.—¿Por qué eres tan molesta? —dijo Andrés, un tanto incomodado por las palabras de Brenda, insinuando que Victoria no podía conquistar a nadie.—Estoy muy feliz así. Me alegra por ti que los tienes a todos locos—. Dijo mirando a Andrés, quien había buscado una silla y estaba pidiendo bebidas a un mesero. Victoria se levantó, acomodó su bikini y se dirigió a refrescarse en la piscina; no quería seguir escuchando tonterías de Brenda.—Esa mujer es capaz de conseguir lo que quiera. Victoria no es fea; se ve muy bien, está hermosa y cualquier hombre estaría encantado de ser su dueño.—Quieres hacerme sentir mal, pero no lo vas a lograr. Victoria jamás será como yo. ¿Acaso no ves que está sola? Siempre se la pasa con la perdedora de Rebeca. Las dos son unas perdedoras; tu hermano está con ella por agradecimie
Andrés tenía en sus manos el móvil de Victoria. Los mensajes no paraban de llegar, y la mayoría eran de trabajo y de su primo David. Tocó a la puerta, pero esta se abrió. Entró para entregárselo, pero ella estaba en la ducha. Andrés, sin querer, pero deseándolo mucho, la observaba mientras ella, debajo de la regadera, tarareaba una canción de las que había bailado con él. Daría todo por estar a su lado en ese momento, disfrutar del agua cayendo sobre ella, disfrutar de su presencia plenamente, hacer de todo y luego volver a empezar. Era mejor salir de allí antes de cometer una locura. Al salir de la habitación se encontró con Rebeca.—Dile a Victoria que dejó su móvil cerca de la piscina. Lo dejé en su cama.—Sí, señor, yo le digo.En ese momento, Victoria salió de la ducha y escuchó a Rebeca hablar con alguien.—¿Había alguien contigo?—Andrés vino a traerte el móvil. Dijo que lo dejaste cerca de la piscina.Victoria quedó pensativa. Podría ser que él llevara mucho tiempo en la habit
Eran las 10 de la noche. Victoria pidió un taxi desde el aeropuerto hasta la casa de Daniel, pero Andrés le dijo que debía ir con ellos, que era muy peligroso andar a estas horas en servicio público, ya que la inseguridad en el país siempre estaba al límite.Brenda y Karoll hicieron gestos de desagrado por su presencia, pero no era momento para peleas; debían llegar rápido en el auto que la familia había dispuesto.Faltaba poco para llegar a la casa, había un tramo lleno de árboles que impedía ver las casas de este exclusivo sector. De repente, una patrulla de la policía hizo sonar la sirena para que se detuvieran. Andrés conducía sobrepasando los límites de velocidad; quería llegar pronto para ver a su padre, pero tuvo que detenerse a un lado de la carretera y esperó hasta que los policías se acercaran. __ ¡Estos malditos lo que quieren es dinero! –dijo Ray. __ Hay que darles lo que quieran y que nos dejen marchar pronto –contestó Karoll. __ No creo que sean policías, puede
Victoria se rodeó a sí misma con sus brazos. Andrés sabía que tenía que hacer algo y sacarles de ahí; de lo contrario, les harían daño a ellas y a ellos los matarían. Para Andrés, imaginar que Victoria fuera atacada por esos desgraciados lo enfureció. No permitiría que la dañaran, no mientras él pudiera evitarlo. Pisó el acelerador con fuerza, atropellando a los que estaban en la parte de adelante, y retrocedió para hacer lo mismo con los de atrás. Tenía que salir de allí a costa de lo que fuera. Pronto estuvieron en casa; eso sí, las chicas habían pasado el susto de sus vidas. Karoll, al llegar, se abrazó a su novio y Brenda a Andrés mientras miraba a Victoria. Andrés la observó retirarse en silencio y entrar a la casa. Personal del servicio llegó para ayudar con las maletas.Daniel llamó desde la clínica para informar que su padre estaba estable, que por ahora no se podría hacer nada, solo esperar, y que por favor descansaran de su viaje y mañana lo visitaran.Victoria fue llevada
__ No, no, así estoy bien. No quiero molestar. __ No es molestia, Victoria, es una necesidad. __ ¿Le sucede algo? —preguntó Victoria al ver que él movía la cabeza hacia los lados.__ ¡Sí, tengo una molestia en el cuello! __ Eso es causado por estrés. Podría darle un masaje.__ ¿De verdad? __ Sí, pero me tocaría ir hasta la habitación y traer un aceite que es especial para masajear. __ No nos vamos a complicar; estamos en la cocina. Vamos a utilizar un aceite de cocina y ya. __ ¡Eso es terrible! —rió Victoria. Andrés buscó un frasco de aceite de oliva y se lo pasó a ella para que le diera el esperado masaje. —Acomódese y relájese. Todo esto ocurría en la oscuridad, solo iluminados por las luces del patio. Victoria aplicó un poco de aceite en sus manos, las frotó la una contra la otra y se colocó detrás de Andrés. Ella se mantenía de pie, mientras que él estaba no tan cómodo en una silla del comedor de los empleados. Sus manos masajeaban con delicadeza el cuel
Victoria, totalmente sorprendida, solo se dejó llevar por los besos apasionados y salvajes de Andrés, su cuñado. Así estuvieron, no sé cuánto tiempo, queriendo devorarse el uno al otro, hasta que Victoria fue consciente de lo que estaba sucediendo y decidió apartarlo de ella. Los dos estaban en silencio, llenos de culpa por lo que habían hecho.—¡Me iré a dormir! Creo que es lo mejor —dijo Victoria con cierto nerviosismo.—También me iré a dormir. Los dos salieron de la cocina en silencio y cada quien se fue hasta su habitación pensando en lo ocurrido. Andrés se acostó con cuidado al lado de Brenda mientras ella roncaba a pierna suelta. Se sentía de maravilla, mejor que nunca; en cambio, Victoria daba vueltas pensando en lo que ocurrió. Ella estaba casada con Daniel y se estaba besuqueando con su hermano; esto era de no creer.Decidió acostarse e intentar dormir un poco, pero le era imposible. Esos besos de Andrés la habían dejado casi sin fuerzas; fueron intensos, apasionados, simpl
Autos elegantes se dirigieron al cementerio de la ciudad. Allí descansaría en paz Daniel Castillo, padre. Ya en el cementerio, el sacerdote comenzó con la misa y a hablar de la vida eterna en el más allá. Luego de hablar sobre la perversión de la humanidad, saltó a hablar del difunto, de lo importante que había sido para su familia y su empresa, en fin, lo de siempre. La familia estaba muy triste, pero eran conscientes de la enfermedad de Daniel y su muerte la vieron más como un descanso para todos, sobre todo para la familia.Victoria se había alejado un poco para evitar estar al lado de gente que no conocía. Todos ellos eran familia y amigos muy cercanos. Ella estaba casada con Daniel, pero eso nadie lo sabía, solo ellos dos. Y por ahora, seguiría oculto, aunque ni ella misma sabía por qué lo ocultaba, si Daniel quería gritarlo a los cuatro vientos.—¡Te ves muy feliz con Daniel!Al voltear a mirar, era Brenda. "Qué pereza", pensó Victoria. __ Sí, somos felices. __ ¡Hasta que