Victoria, ahora nuevamente fuera de la empresa, continuaba trabajando con su primo. Aunque el negocio marchaba bien y había clientes, su verdadera pasión era la publicidad. Hacía pequeños trabajos en Dubái, pero no era lo que realmente deseaba. Extrañaba la empresa donde antes trabajaba: un ambiente profesional, de apoyo mutuo y momentos agradables con sus compañeros.
Se recostó sobre el escritorio. Su teléfono vibró con la llegada de nuevos mensajes. Era Daniel. A veces sentía que ese hombre la asfixiaba y no le daba su espacio. Cerró los ojos por un momento y, sin darse cuenta, se quedó dormida.
Unos golpes en la puerta la despertaron. Era la secretaria, quien le entregó un sobre con su nombre. Victoria lo abrió con curiosidad y, al leer su contenido, quedó en shock. Era una citación ante la fiscalía por el accidente en el que fallecieron Bella y su bebé de seis meses de gestación.
¿Cómo era posible que, después de cuatro años, esa pesadilla volviera a atormentarla? Ella ya lo había