Andrés accedió a regañadientes a comer con su madre y hermana. Esa noche se iría a su apartamento, puesto que su prometida llegaría de trabajar fuera de la ciudad. Había estado con ellas toda esta semana y ya se sentía molesto con su madre, quien siempre estaba hablando de Daniel, que cumpliría ya dos años de su desaparición.
—Prescindiré de los servicios de Victoria —dijo Andrés, cambiando la conversación.
—¿Por qué quieres echar a Victoria de la empresa?
—Siento que ella está en el lugar equivocado, en el trabajo equivocado.
—No es que sea la mejor trabajadora, pero si haces lo que piensas, te meterás en problemas con tío Antonio.
—El tío está muy ocupado con su campaña para saber lo que sucede dentro de la empresa. Además, no sabemos con certeza que ella sea hija de él.
—Hoy la vi en el restaurante. Estaba con una beba; puede que sea hija de ella.
—Debo ir a hablar con esa chica —dijo la madre, un tanto emocionada.
—Mamá, por favor, ¡tú no tienes nada que hablar con Victoria! —dijo