Verónica tirada en el piso, no podía creer lo que Rodrigo había hecho.
Él, mirándola aun furioso, se va al baño.
Verónica se levanta y sentándose en el borde de la cama empieza a llorar desconsoladamente.
Toma las sábanas de la cama y tapa su cuerpo aún más.
En el baño, Rodrigo se mira frente al espejo, él empieza a golpear la pared del baño una y otra vez con su puño.
Luego, respirando profundo, sale y le dice a Verónica.
_ Tu me obligaste.
Ella, con sus ojos llenos de lágrimas, lo mira sorprendida y le pregunta.
_¿Yo te obligué? ¿Yo?.
_ Si, tu me obligaste, así que no vuelvas a hacerlo Verónica_ Le responde Rodrigo con todo cinismo.
Verónica no lo podía creer, nisiquiera se sentía mal por la fuerte bofetada que le había dado, o por haberla obligado a estar con él, él no tenía ningún remordimiento por nada.
A la mañana siguiente, Rodrigo se levanta como todas las mañanas y se da una ducha, luego baja a tomar su café, todo como si nada hubiera pasado.
Verónica