Los labios de Alejandro recorrían el cuerpo de Verónica, llevándola cada vez más al extasis y a la locura.
Ya no había alternativa, ya no podía escapar, aunque en el fondo ella lo sabía, al aceptar ir a ese lugar sabia lo que pasaría.
A ese lugar donde estaría a solas con su tentación.
_Dejame Alejandro _ Le dice ella débilmente, como si él se hubiera apoderado de su voluntad.
_ No, ya te lo dije, no vas a salir de aquí hasta que te haga el amor, hasta que cada espacio de tu cuerpo este impregnado de mi_ Le responde él excitado, lleno de deseo en cada poro de su cuerpo.
No había salida, ya era imposible escapar.
Alejandro toma a Verónica entre sus brazos y la lleva a una decorada cama llena de flores, él tenía todo listo, sabía que ese día ella caería rendida entre sus brazos.
La acuesta en la cama y empieza a despojarla de la ropa, Verónica solo se dejaba llevar, no tenía voluntad propia en ese momento.
Alejandro la deja sin nada, ella esta ante él con su cuerpo