Carmen casi se altera, pero con rapidez se calmó.
—Miguel, ¿cómo así? No entiendo. ¿Cómo pude fingir donarte un riñón? Cuando tuviste el accidente, necesitabas un riñón y, como yo era compatible, por eso te lo doné. ¿Cómo te voy a engañar con eso?
Miguel escuchó a Carmen y se llenó de furia.
Sacó la hoja de diagnóstico que le había dado la doctora y la plantó con fuerza frente a Carmen.
—¡Ni siquiera te atrevas a defenderte! ¡Aquí está el diagnóstico de la doctora, y dice claro que la que me dio el riñón fue Rosa, no tú!
Carmen miró el diagnóstico y palideció.
Pero asustada se puso a llorar y miró a Miguel con cara de víctima.
—Miguel, perdón, no quería engañarte. Solo te amo tanto, quería tu atención, por eso me hice pasar por la que te había donado el riñón. Pero, Miguel, de verdad no quería hacerle daño a Rosa.
Miguel escuchó sorprendido a Carmen y dudó.
Al fin y al cabo, Carmen era su hermana y no quería creer que pudiera ser tan mala.
De pronto, Sergio se levantó de la nada, señal