Sergio quedó desconcertado.Luego, con una gran sonrisa, me abrazó fuerte.—Rosa, ¡eres la mejor!—No te preocupes, cuando te recuperes, voy a invertir otra vez en una competencia de porristas. Solo vas a necesitar entrenar fuerte y listo, esta vez no tendrás que usar estimulantes para ganar el primer lugar. ¡Sé que ganar es tu sueño!Ya no habrá, “cuando te recuperes”. A mi vida solo le quedan veinticuatro horas.—Mira, desde ahora, para ganar, solo entrena, mantén los pies bien puestos en la tierra, no te vayas por malos pasos. ¡Y, sobre todo, no lastimes a tus rivales para ganar el primer lugar! Aunque lo logres, no será algo digno.Forcé una sonrisa, pero antes de hablar, de la nada sentí un calor en la punta de la nariz y de repente algo empezó a salir.Me llevé la mano a la cara y vi que estaba sangrando por la nariz…Cuando vi la sangre en mis manos, de la nada se me vino un pensamiento a la mente.Así que miré a Miguel y a Sergio y les pregunté:—Si algún día muero, Miguel, Ser
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