**Mikail**
El silencio se extendió entre nosotros como una sombra densa e incómoda. Lyra tenía la mirada baja, perdida en un punto indefinido sobre la mesa, con los labios presionados en una fina línea.
Algo en su expresión me inquietaba; no era enojo ni desafío, sino algo más sutil, más afilado.
Fruncí el ceño y apoyé un codo en la mesa, sin apartar la vista de ella.
—¿En qué piensas tanto?
Ella pestañeó, como si acabara de recordar que yo estaba allí, y dejó escapar un susurro casi imperceptible.
—Entiendo que hiciste eso por Rowan… No porque te preocupes por mí, sino porque querías ganarle.
Abrí la boca para negarlo, pero no pronuncié palabra. Su afirmación era válida. No había sido por ella… ¿o sí?
Algo en sus ojos antes de que dijera aquello me había incomodado: la tenue chispa de esperanza que había creído ver en ellos.
Fue por eso que solté aquellas palabras sin pensar, cubriéndome con la armadura de mi habitual frialdad, evitando que mirara más allá de lo que quer