**Krimson**
No pude contener mi fastidio y enojo por las palabras del médico. ¿Quién se creía que era?
—Estás aquí para revisar a la paciente enferma, no para cuestionar mis órdenes —respondí con voz firme y algo seca.
El médico me examinó con cautela y, tras unos segundos, dijo:
—Está muy débil. Debemos quitarle las ropas mojadas.
Asentí sin apartar la vista de Lyra, y, dándole la espalda, permití que el médico trabajara.
Con manos firmes y precisas, retiró su ropa empapada, dejándola en un short corto y un top que pude ver fugazmente, antes de cubrirla con una sábana.
—Déjala descansar —ordenó el médico—. Le receto unos brebajes y píldoras. Si algo sucede, llámame de inmediato.
Mientras él se retiraba, mi mente no dejaba de preguntarse: _¿Dónde estará Mikail en este momento?_
La incertidumbre me corroía por dentro.
Me quedé a solas para lidiar con ella, sin saber realmente cómo proceder, ya que los lobos rara vez enfermamos, pero claro…
—Ella no tiene loba —murmuré par