**Tharion**
Creí que había muerto.
Mi alma se quebró cuando entre los gritos, la sangre y los escombros, no la encontré. El fuego crepitaba a mi alrededor, pero no sentía calor… solo vacío.
Lyra no estaba. Y por un momento, el mundo dejó de tener sentido.
Cuando la vi… cuando corrí hacia ella y la abracé como si necesitara confirmar que no era una alucinación… supe que si la perdía, yo también me perdería.
Ahora la observaba desde lejos, sentada entre dos niños a quienes contaba una historia para calmarlos.
Reía bajito, y esa risa suave era el único sonido que mantenía mi mente atada a la cordura. El corazón me palpitaba con fuerza.
Y entonces…
**Rondalyn**
El nombre golpeó mi mente como un eco prohibido. Tragué saliva y sentí una punzada en el pecho.
Apreté los puños sin darme cuenta, como si el recuerdo pudiera colarse entre mis costillas.
—Mírala, es sublime —dijo de pronto una voz a mi lado.
Me giré, apenas saliendo del trance.
Era Lissandra, una de las curanderas más antiguas