**Lyra**
Las consecuencias del ataque fueron peores de lo que imaginé.
Los gritos aún me taladraban los oídos. El olor a sangre y humo parecía haberse adherido a mi piel.
El refugio estaba lleno de personas temblorosas, rostros descompuestos por el miedo y la desesperanza.
Hice lo posible por calmar a todos: toqué hombros, ofrecí palabras suaves, abracé a quienes no podían dejar de llorar. Pero por dentro, yo también estaba rota.
La explosión fue como un rugido del infierno. Recuerdo la sensación del fuego detrás de mí, los cuerpos cayendo, los gritos de los niños.
Mis pies corrieron antes de que pudiera pensarlo, pero no fue suficiente.
Vi a ancianos carbonizados, a jóvenes aplastados por escombros, a madres llorando a sus hijos… Todo por mí.
Esos malditos no vinieron solo a saquear. Vinieron a destruirme.
Y aunque salvé a Ava, otros no corrieron con la misma suerte. Mi pecho se oprimía con solo recordarlo.
Estaba organizando mantas para algunos heridos cuando un grito desgarrado