**Lyra**
El silencio en la habitación me resultaba ensordecedor.
Me senté en el borde de la cama, con los dedos entrelazados sobre el regazo. La reunión con el consejo había comenzado.
Me mordí el labio, una punzada de ansiedad latiendo en mi pecho.
Sabía que sería un momento de tensión. Caos, incluso.
Los ancianos no eran conocidos precisamente por su compasión, mucho menos por su apertura hacia una loba rechazada con cachorros de otro macho.
Me había dicho que estaría de mi lado. Que no dejaría que nadie me hiciera daño. Pero... ¿y si lo obligaban? ¿Y si su lealtad con la manada pesaba más que su promesa hacia mí?
Un nudo se formó en mi garganta y me llevé una mano al vientre con cuidado, como si los pequeños latidos en mi interior pudieran darme respuestas.
¿Desde cuándo me dolía tanto la idea de irme? ¿Desde cuándo no era solo gratitud lo que sentía por Tharion?
Me obligué a respirar profundamente.
Tal vez todo lo que había ocurrido entre nosotros era producto de un estallido ho