—No se debe llorar, eso es de débiles. —gruñó Seth, mirando a su padre con rechazo.
Dun tosió, bajando la vista al suelo. Su hijo nunca fue sentimental ni mucho menos expresivo con respecto a sus sentimientos.
—Lo que te ocurre ha de ser una artimaña de bruja. Deben estar confundiendo tus sentidos. —Seth miró a su padre con severidad. —Es la única explicación lógica.
Soltó un gruñido de fastidio. Quería regresar con Lumen, en el vinculo de compañeros sintió que algo estaba sucediéndole y ella no respondió. Temía que le hicieran daño en su ausencia y la de Zack.
Uno de los sirvientes de la reina ingresó al salón, con la cabeza gacha, mostrando respeto y haciendo una reverencia cortés.
Al ver otra persona ingresando al lugar, Dun se sentó en la silla tratando de estabilizarse. Respiró profundamente. Quizás su hijo tuviera razón y solo fuera una alucinación. Se repitió que no era posible, que su esposa estaba muerta hacía muchos años y nada se la devolvería.
—Señor. —se dirigió a Dun. —E