Capítulo 6

—¡No puedo creer lo que hiciste! —Me levanté de mi lugar y empece a caminar en círculos, estaba furioso con mi padre por la desición que había tomado.

—Fue a pedido de tu madre, ¿Qué quieres Mijail terminar como tu tío? ¡Muerto! en manos de una puta.

—Sabes que no soy como él, jamás ninguna mujer pudo conmigo.

—¡El cabaret fue vendido! Ahora deja de portarte como niña chiquita y explícame porque carajos sigues llendo para ahí.

—Ya no soy un niño padre... —Le advertí.

—¡Es cierto! Pero aún sigues bajo mi mando. 

—Desde niño que obedezco todas tus órdenes, sabes que jamás te falle, ¿Por qué vendiste el puto Cabaret? —Perdi el juicio y ya no me importaba nada mucho menos que me mandara a matar. Sabía que no debía hablarle así al jefe de la Bratva.

—¡Mijail! Luego dices no estar enamorado de esa puta de Giselle, te traerá consecuencias y tu lo sabés, pero escúchame bien, vuelves a insultarme y te mandaré a Rusia. No subestimes mi paciencia.

—¡Que no la amo! —Saque mi teléfono y le extendí la fotógrafia que Boris envío esta mañana, dónde ella estaba toda golpeada.

—¿Quién hizo esto? —Me pregunta al devolverme mi celular.

—La gente de Boris, no podía sacarme esa prostituta de encima, no creas que soy imbécil. Jamás le tocaría un pelo, más que para cojer, pero me canso con su estupidez —Tome asiento mirando a mi padre, tratando de entender su postura para vender el Cabaret.

—La hubieras mandado a matar, pero descuida terminaré el trabajo por ti —Levanto el teléfono de su oficina y llamo a uno de sus hombres.

Minutos después la puerta de su oficina sono y dio el pase a quien golpeaba.

—¡Permiso señor! —Ingresa uno de nuestros hombres.

—Lenny necesito que te encargues de Giselle Burton, trabaja en el cabaret de Mimi, desaparecerla un tiempo ¡Luego la matas! No quiero testigos —Lenny asintió y salió de la oficina.

—Si algun día quieres deshacerte de alguien tienes que hacer las cosas como se deben —Dijo mi padre.

—¡No quería matarla! 

—¿La quieres? —Pregunto.

—¡No! —Conteste seguro.

—Entonces un problema menos, ahora vete que tengo cosas que hacer.

Salí de allí rumbo a mi oficina, donde me reuniría con Boris. Necesito saber de esa hermosa mujer que ayer vi con Mimi, al saber que mi padre desaparecería a Giselle fue una carga menos, no tendría que lidiar con ella cuando quiera comerme ese caramelito.

—Cuando el señor Volkov venga lo haces pasar, no quiero interrupciones ¡Entendiste! —Le dije a mi secretaria y entre a mi oficina, me ubique en mi lugar pero antes de hacerlo me servi un vaso de whisky. Veinte minutos después golpean a mi puerta y doy el okey para que entre.

—Buenos días Mijail.

—¿Traes lo que te pedí? —Fui directo al grano ya que no quería nada más que saber de ella.

—Veo que estas ansioso —Boris se tomó su tiempo y tomo asiento en el sillón de mi oficina.

—¡Mucho! Sabes que cuando algo me importa, no descansó hasta conseguirlo.

—¡Va a ser tarea difícil entonces! —Me extiende una carpeta con toda la información sobre aquella mujer.

—¿Es todo? —Dije al ojear las únicas dos hojas que había en el folder.

—¡No hay más! Es una mujer un tanto extraña, sabes que alguien que no tiene pasado no es de fiar.

—¿Y en el cabaret?

—Al no tener contacto con el dueño, es imposible que Mimi largué información.

—¡Ofrecele dinero! Además necesito saber quién es el nuevo dueño.

—Eso ya lo averigüe, la nueva dueña es Mónica Rinaldi, de origen Español.

—¿Quiénen m****a es? — Dije intentado mantener la calma.

—Es nada más y nada menos que Mimi, ella fue la que compro el cabaret, lo único que no me cierra de todo esto es de dónde sacó el dinero para pagarlo.

—Es imposible que ella tenga acceso a esa cantidad de dinero.

—Vas a tener que conseguir un detective privado, todo esto es muy raro ¿No crees?

—No entiendo porque un lugar tan activo que nos da mucho dinero, mi padre lo vende. No me creo el cuento de que lo hace por mamá.

—Mejor vamos a otro lugar, aquí alguien podría escucharnos.

—Hablare con Sergei y Alexei sobre esto, se que ellos no frecuentan a menudo el cabaret, pero se que él dinero de aquel lugar si les interesa.

—¡Te parece en mi departamento!

—Te esperaré en mi penthouse —Le extendí una tarjeta dónde está la dirección de aquel lugar secreto que nadie conoce ni mis amantes.

—¡Un nuevo hogar! —Dijo al recibir la tarjeta y la miro de ambos lados.

—Ser un Ivanov tiene sus pros pero también sus contra, uno nunca sabe... 

Camila 

Deberian medirse ellos mismos estás prendas que no solo son feas sino oscuras sin emoción, la ropa de la cárcel tenía más alegría que esto, pensaba mientras escribía sentada bajo el árbol del jardín trasero, lugar donde hay un invernadero y una huerta, en esta parte de la casa no hay problema que esté, ya que la familia no sale para esta parte, su único ingreso es por la cocina y está gente rica no asoma sus narices por alli ni para tomar agua.

—¡Escribes! —Me sorprende Paula a quien no había escuchado llegar.

—Si me gusta hacerlo —Se lo dije y cerré mi libreta.

—Es personal o te gusta escribir poesía —Pregunto sentándose al lado mío.

—Por lo general escribo más poesía, también tengo unas novelas escritas, pero quedaron en mi computadora personal y la perdi cuando fui a prisión —Dije con un dejo de tristeza.

—¡Hey arriba ese ánimo! —Paula dejo la canasta que traía en sus manos y me dio un abrazo y lo recibí.

—¡Gracias! Hace mucho no me daban uno.

—¡De nada! Sabes que aquí cuentas conmigo, y animos que seguro estos años pasen rápido y vuelvas a tu vida de antes.

—Nada será como antes, no cuando ya no queda nada —Me perdí en mis pensamientos un instante y reaccione —¿Que estás por hacer? —Cambie de tema ya que no quería seguir recordando lo que tanto daño me hace.

—Voy por unas frutas a la huerta ¿Me acompañas? —Se levanto del lado mío.

—¡Si vamos! —Fuimos hacia la parte más alejada de la casa donde estaba la huerta y recojimos frambuesas.

—¿Qué postre vas hacer? —Le pregunte mientras estábamos en la cocina, Paula preparaba la fruta y yo solo la miraba.

—Un chesscake de frutos rojos, ten... —Me extendió un paquete de galletas de vainilla.

—¡No tengo hambre! —Se las devolví.

—¡ No son para ti! El chesscake lleva galleta abajo, necesito que las tritures aquí —Me dio un bols y la ayude. Mire atenta como elaboro aquel postre que se veía delicioso.

—¡Listo! Ahora al refrigerador —llevo el postre en el molde a la heladera y luego se dispuso a lavar todo lo que ensució.

—Me dejaste intrigada está mañana —Me acerque a ella donde lavaba los platos.

—¿Con que? —Se dio vuelta mirando el panorama de la cocina.

—Lo de Greta y el señor Ivanov —Le susurré al odio.

—Fijate que no venga nadie —Hice caso a su pedido y efectivamente estábamos sola con el cheff que estaba entretenido con las ollas.

—Pais libre —Me apoyé sobre la mesada y Paula empezó a contarme.

—Gi y el segundo son amantes desde hace bastante tiempo —Rapidamente capte sus referencias.

—El primero es amante de varias de las mucamas, y el tercero es cliente fiel del cabaret.

—¡Wow! Son una familia con muchas sorpresas.

—Como te conté antes la familia tiene 5 hijos, cuatro varones y la niña Svetlana, pero que ellos tengan enriedos de sábanas no cambia que sean lo que son.

—¡No te estoy entendiendo!

—Los dos mayores eligen las mucamas para evitar la prensa y el que diran, aquí las muchachas no duran, o se van o...—Se quedó callada.

—Camila tienes que saber que lo que suceda aquí, ¡queda aquí! No puedes contarle a nadie o desapareces.

—Me estás queriendo decir que matan a sus empleadas —Dije en un hilo de voz horrorizada.

—¡No! Son enviadas a Rusia u otros países a trabajar con los viejos de la Bratva.

—¡Pero! ¿Por qué? 

—En está casa hay muchos secretos ¡Muchos! —Paula termino de lavar y secar, luego fuimos a nuestra habitación a seguir charlando.

—Realmente lo que me contaste, es muy...

—Escucha ¡No temas! Solo intenta no involucrarte con ellos, eres muy bonita y al estar trabajando en el Cabaret estad expuesta a que el joven Mijail se fije en ti —Rei al escuchar lo que dijo.

—¡Eso no va a suceder! Conozco mis propios límites y solo voy a trabajar allí, no busco nada de nadie, perdí las ganas de amar hace bastante tiempo.

—Solo sigue mi concejo y evita rozes con ellos, me caes bien Cami —Paula salió hacia las duchas y me quedé pensando en lo que dijo del joven Mijail, pero eso no sucederá ¡Jamás!.

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