—Vamos a las fábricas, llegó la hora de desplumar a ese cobarde —Nuestro chofer arrancó la camioneta directo al lugar donde mi primer victima me esperaba, este sería tarea fácil, llegar a los demás tomara tiempo, pero lo lograré.
Ingresé por una puerta lateral de aquella fábrica abandonada, solo se sentía el resonar de mis tacones tras cada paso, uno que otro ratón se cruzó por frente mío, el lugar apestaba a mierda de palomas, ya que estaba lleno de ellas, seguí camino hasta que lo vi en el medio del salón se encontraba Raúl, atado de manos y pies a una silla, tenía una venda en su boca.
—Despiertenlo —Dije en voz alta. Los hombres que allí estaban le dieron unos cuantos golpes hasta despertarlo.
—Volvemos a vernos —Me acerqué a él y tomé su cabello con mis manos para que me mirara a los ojos.
No me hagas daño, pu... puedo culparme, decir que fui yo quien te… ¡Por favor! —El miedo en el rostro de Raúl era indescriptible, pero eso no me detendría, no cuando él me usó a su antojo.
—Y q