Camila
Llegamos a un edificio de gente adinerada, lo sabía porque Raúl vivía en una zona similar.
Entramos al garaje y luego bajamos pero antes de subir al ascensor me extendió su campera de cuero.
—¡No tengo frío! —Le dije extendiendo su campera devolviendola.
—No te lo pregunté ¡Úsala! —Volvió a darmela de manera brusca.
No hice caso y me la colgué en el brazo.
—Por favor Masha no quiero que alguien te vea así vestida, pareces prostituta.
—¡Lo siento! La próxima vez avísame que venimos a tu casa y me visto de Monja —De un momento a otro me hablaba como si nos conociéramos de toda la vida y solo me dio el orgasmo de mi vida.
—Eres muy graciosa —Me responde mientras hago lo que me pide y me colocó su saco.
—No elegí estar aquí, solo soy una bailarina ¡No lo olvides! —No dijo nada y subimos al elevador, marcó un código que memorice y empezamos a subir hasta llegar a nuestro destino.
—A partir de ahora te voy a enseñar quién soy yo, y lo que tienes que hacer —Entramos a su departamento