Nicolás
Ella era un gran Luna, lo supe cuando se plantó en mi Oficina, sus ojos estaban rojos, estaba molesta. Escuche en silencio todos y cada uno de sus reclamos, mirarla tan enfocada era algo gratificante.
La manada estaba, ahora en buenas manos. El fuego en su interior, la pasión con la que hacía lo que se proponía. Ella trabajo hombro con hombro en el proyecto de la casa de asistencia. Hacer algo por esos niños, la hacía feliz y eso era todo lo que yo quería.
La exploración del Bosque de Pinos aún no había rendido frutos, aún no tenia noticias fueran buenas o malas. Era un alivio verla entretenida, parecía haberlo olvidado, por lo menos por ahora.
El haberme encargado solo de la manada, había provocado el declive, en ausencia de una Luna, había cosas que no podía yo solo gestionar.
Ahora yo me encargaba del ejército y ella cuidaba de la manada. Pronto prosperaría.
No obstante no pude evitar notar, que las cosas no sería fáciles para ella. No obstante era una loba capaz.