Nicolás La salud de Sarah era lo mas importante, asi como la vida de mi cachorro lo seria. Esperaría un par de dias en lo que reponia fuerzas, pues el viaje no podria esperar. Antes de previsto alcanzariamos a la expedición que ya se encontraba inspeccionando el lugar. Antoine y Diane marcharon primero, su tarea era buscar un lugar seguro en el cual Sarah pudiera asentarse en un campamento asi como buscar una a una todas las cuevas del colmillo nevado. no importaba si estaban vacias debian de señalarlas en un mapa una a una. Si la leyenda era cierta, la entrada solo se revelaria ante nosotrso dos, Sarah y yo, el lobo blanco y el lobo negro. Pasaron casi dos meses en lo que todo estuvo listo para partir. Gabrielle y Michelle vendrian con nosotros, La anterior Luna de la manada, mi madre que vivia apartada de la manada en su retiro autoimpuesto, se encargaria de todo mientras estabamos fuera, a la apariencia parecia vieja pero aun hoy era una mujer letal, en eso Sarah se parecia
Nicolás Estábamos siendo víctimas de un ataque. Un grupo de lobos renegados habían seguido nuestro rastro y nos habían emboscado. Rápidamente cambien mi lugar a su lado por el de Michelle, ella podría defenderla si era necesario, yo me uniría al primer frente. Aquellos lobos parecían víctimas de la locura, el hambre y la desesperación habían hecho mella en su espíritu. A diferencia de los que nos habían atacado, estos se veían enfermos, estaban delgados y por ridículo que sonara llenos de pulgas. Debíamos ser rápidos, precisos no había espacio para errores, una cosa era clara. Serían capaces de cualquier cosa ya que no tenían nada que perder. Nos superaban en número, pero nosotros éramos más fuertes. Poco a poco comenzaron a transformarse, su forma de Lobo también estaba bastante descuidada, - Qué podría llevar a un Lobo a terminar en ese deplorable Estado? - Shadow cuestionaba en mi cabeza, honestamente no podría imaginar que. Un gran Lobo blanco con una enorme cicatriz en u
Yo soy la Luna de esta manada - Le grite con mi voz cargada de irá, de rabia, de decepción y tristeza. - No puedo rechazarla, comprende - Me decía James en tono de súplica, con la mirada clavada en mí y las lágrimas a punto de caer. Que buen actor, pero; su truco ya no funciona. Conocí a James cuando tenía 12 y él 15, en un coto de caza. No cazamos igual que los humanos, no obstante, es algo natural en nosotros. El sentimiento de libertad, la adrenalina de la competencia. Compartimos una presa, y yo aún ilusa quedé fascinada con el guapo hijo del Alpha. Que tonta, era el típico cliché de la huérfana y el niño rico. Nos volvimos más cercanos a medida que paso el tiempo. Nos convertimos en una pareja, esperando ser una pareja destinada. No lo sabríamos hasta que yo tuviera mi espíritu salvaje, mi loba. Pronto James se convirtió en Alpha, cuando sus padres una pareja destinada decidieron que ya era tiempo de disfrutar de sus vidas y que él tomase el control. Después de dos años d
Corrí toda la noche, hasta que el cansancio fue mayor que mi dolor. Mi hogar frente a mi, yacía inerte, entre las sombras sempiternas de la noche, imperturbable. Entre desnuda, en mi forma humana, mi cuerpo empapado, mi mente dispersa y ahí estaba él. Solo lo ignore, pase de largo. Me dirigí al cuarto de baño, tome una ducha caliente, tan larga como pude, y cuando no pude retrasarlo más entre en la recámara, él no estaba ahí. llore bajo las sábanas hasta quedarme dormida. Desperté al medio día, sin ánimos trate de cumplir con mis obligaciones, ante todo era aún la Luna y la manada era lo primero. James. Sarah me ignoro por días, con diligencia atendió los asuntos de la manada. No obstante, me evitaba. Me volvía loco, su indiferencia, su mirada vacía. No era mi culpa, o tal vez si. Debí de rechazarla, estaba dispuesto a hacerlo. Blaze en mi cabeza aullaba de desesperación por marcarla, por poseerla. Salí al Jardín tras ella, abandonando mi luna. turbado por ese aroma afrutado ta
Sarah Después de esa cena, se le veía malhumorado. Sabía que su lobo rogaba que fuera por ella, y el parecía resistirse a ello. Sabía en mi corazón que lo estaba perdiendo, que tarde o temprano vería entrar por esa puerta la figura que me atormentaba. Me encontraba examinando unos papeles, cuando un grupo de lobas a mi servicio golpeó a mi puerta. - Luna, Luna Sarah -, hice un ademán con mi mano, ordenando que les dejaran entrar, además de una mirada severa para que nos dejarán a solas. El Alpha, ha traído a una extraña. Les vieron cruzar los límites.- mordí el interior de mi mejilla, tratando de disimular, debía de permanecer en aparente calma y fingir que no me importaba. - Hay rumores de que ha traído una amante, otros dicen. que podría ser su compañera destinada-, lo manejé de la mejor manera - Ustedes creen eso - Me miraron perplejas, tal vez esperaban que le arrancará la cabeza. Sonreí ante tal pensamiento, pero, no caería en su juego. - Luna, no sabes que pasará si so
Pasaron un par de semanas sin contratiempos. En apariencia todo era igual que antes. Solo en apariencias. Mi marido, cada vez olía más a ella, al grado de que ya ni siquiera me molestaba en darle importancia. Me dolía, más primero era la manada. No obstante una tarde, llamaron a la puerta de mi despacho con singularidad. Se puede pasar? - preguntó aquella intrusa, sin esperar una respuesta de mi parte. - Ya estás adentró - conteste con aburrimiento. - Deseaba mucho conocerla, no tenemos por qué ser enemigas...- la mire de soslayo, mientras firmaba unos papeles. Y tú quién eres?- pregunté, aunque conocía la respuesta. - Oh, Luna no te enfades con esta tonta Omega, me llamo Camille soy la hija del Beta Daniel, de la manada Bloodline- dijo con fingida inocencia. - Sus ojos marrones, su figura delgada y pequeña, sus músculos débiles. No era apta para luchar, era una pena. Veo que ya se conocieron- dijo James nada más cruzar el umbral, asentí sin mucho ánimo. Era un gusto conocer a
las palabras que había expresado Michelle, me mostraban otro panorama, aún más dramático de lo que yo había pensado. De vuelta a casa, no paraban de dar vueltas en mi cabeza. Si él la reclamaba, si no la rechazaba. Cómo pareja del Alpha, solo él podría rechazar; para mí, esa no era una opción. Ninguna Loba rechazaría a un Alpha, por qué se convertiría en renegada. Tendría que abandonar la manada y en ninguna otra le darían asiló, por muy buenas relaciones que alguna vez hubiera tenido. Si fuera un Lobo normal, yo lo habría rechazado ya? esa pregunta rondaba mi cabeza. -Ojalá también nosotras encontráramos a nuestra pareja destinada- Hanna suspiraba en mi interior. De pronto una sensación de dolor atravesó mi pecho, una sensación parecida a ser quemada viva, Hanna aullaba de dolor en mi cabeza, yo no podía soltar algún sonido. Sentía que me moría, y el dolor no acababa. Me recolque por el suelo, no podía ponerme de pié. Sabía lo que estaba pasando, sabía que tarde o temprano pa
Sarah Mañana, buscaré una cabaña pequeña, y me mudaré- le dije pasando de él. - Eso no es necesario, por favor no seas irracional-, de verdad me llamaba irracional, ja déjenme reír. Cruze los brazos sobre mi pecho. - Acaso quieres que juegue a la casita con ella, le ofrezca té y galletitas-, volteo los ojos en cuanto lo dije - O es acaso que planeas que compartamos la misma cama contigo?- - No seas obstinada- me gritó agitando los brazos, - Acéptalo esto no funcionará- le dije solemne. - No estoy haciendo una rabieta, entre tú y yo alguien debe de ser maduro y tomar cartas en el asunto-, - -así que me abandonas?- fue su respuesta, esto me estaba enfadando. Ahora él era la víctima? Sabes que nadie te dará asilo, no lo permitiré- me dijo mientras apretaba los puños. - Me prometiste que estaríamos juntos pasará lo que pasara- recriminó. - y tú, que no habría nadie más, que yo sería tu único amor- y salí de ahí sin darle tiempo de seguir discutiendo. Corrió tras de mí, ahora sí e