41

CAPÍTULO 41**

El sueño es una felicidad. Podría fácilmente ser una de mis cosas favoritas en este mundo.

Pero cuando alguien arruina eso para mí… Oh, debe tener ganas de morir.

En el momento en que comienzo a soñar, tal vez incluso el mejor sueño que haya tenido, me despiertan. Me despiertan.

Siento besos suaves pero muy molestos en mi rostro. Quiero sonreír, pero mi humor ya de por sí insoportable me lo impide.

—Es el día del entrenamiento, pequeña —murmura Greyson besando mis ojos cerrados.

—Déjame en paz, Greyson —le digo mientras subo las cobijas hasta mi cuello y me doy vuelta de espaldas a él. Me voy a forzar a volver a dormir.

Me acurruco más en las cobijas suaves y comienzo a dormirme tranquilamente en la cama. Es entonces cuando él vuelve a hablar :

—Me has herido profundamente. —Parece triste, este pequeño bromista—. Además, no te voy a dejar en paz hasta que te despiertes.

De repente, un pellizco en mi costado me hace sobresaltarme.

Caigo sobre la cama, mis cobijas ya medio caídas sobre mi cuerpo.

Ahora estoy despierta.

—Te odio —murmuro mientras me froto los ojos. Me gustaría poder acomodarlos para poder dormir de nuevo, pero no todo el mundo puede tener lo que quiere.

Me doy vuelta hacia Greyson y tiene una sonrisa en la cara. Esa maldita sonrisa que en este momento arrancaría gustosamente.

—No, eso no es cierto —me dice mientras atrae mi cuerpo hacia el suyo. Lentamente, me envuelve con sus brazos e intercala nuestros pies bajo las cobijas.

Me burlo :

—Sí, en este momento te detesto.

Él se ríe mientras me mira desde arriba. Yo lo miro con vulnerabilidad e intento hacerle entender que quiero o necesito volver a dormir.

Pero lo que no esperaba es que me abrace más fuerte contra su cuerpo y que ponga sus labios sobre los míos de manera inesperada. Esto me sorprende al principio, pero rápidamente me recompongo y pongo mis manos sobre su rostro.

Pequeños temblores se propagan en nuestros labios mientras él muerde ligeramente mi labio inferior con avidez. Pero en el momento en que iba a intensificar el beso, él se aparta.

Lo miro boquiabierta mientras empieza a alejarse de mí. Me da un golpe en las nalgas mientras se levanta. Resoplo con molestia, lanzando la almohada sobre la que mi cabeza descansaba. Pero él simplemente se aparta de mi almohada mientras se burla de mí.

—¡Eres una provocadora ! ¡Me despertaste a las ! —Miro el reloj y mi mandíbula cae al suelo—. ¡¿4 :30 de la mañana para un entrenamiento ?!

Estoy furiosa.

Estoy livida.

Sonríe de manera maniaca :

—Lo hice. Tienes 20 minutos para prepararte. —Sonríe mientras se dirige hacia la puerta.

Creo que no me di cuenta de que ya estaba vestido con una camiseta blanca, pantalones deportivos negros y zapatillas negras. Estaba muy bien, pero eso no significa que le perdone.

—Ya sabes dónde está el círculo de entrenamiento en la parte de atrás.

Mientras se prepara para cerrar la puerta tras él, hablo :

—¡Espera ! ¿No vas a estar allí con Seb y conmigo ?

—No, tengo que dar una vuelta por el perímetro y ver si alguien, aparte del olor de la manada, ha merodeado por aquí. —Termina con una pequeña sonrisa.

Asiento, sonriéndole brevemente.

—Golpéale el culo a Sebastián por mí —sonríe ampliamente antes de cerrar la puerta.

Sí, buena broma, Greyson.

Meto mis manos en los bolsillos de mis pantalones deportivos negros, murmurando entre dientes. Aún está oscuro afuera, ¿cómo diablos se supone que vea a Sebastián y, aún menos, pelee con él ? Mi conciencia me dice que vale la pena.

Vale la pena, mi trasero, nada vale un despertar a las 4 :30.

—Oye, Piglet, estás preciosa esta mañana.

Escucho la voz de Sebastián que viene del círculo de entrenamiento. Supongo que está rodeado de algunas linternas ligeramente encendidas, de modo que la luz es siniestra alrededor del círculo blanco trazado en la hierba.

¿Preciosa ? Otra vez, buena broma.

Como me dijo Greyson, me preparé en 20 minutos. Esto consiste en ponerme ropa al azar que probablemente ni siquiera combina. Para terminar este patético intento de conjunto, me hago una coleta.

No, no me veo preciosa, más bien parezco perezosa.

¿Pero Sebastián ? Él se veía bien, saben, a las 4 :50 de la mañana. Esta mañana se deshizo de sus gafas, lo cual es raro porque nunca lo había visto sin ellas. Pero también se deshizo de la camisa que debería haber estado sobre su cuerpo. Creo que esta mañana abandonó muchas cosas.

Gracias a Dios que no abandonó sus pantalones cortos rojos de deporte.

Me río mientras me acerco a él :

—Es raro verte sin tus gafas. —Sonrío sin siquiera reconocer su insignificante burla.

Él se encoge de hombros y cruza los brazos sobre su pecho. Esto resalta sus hermosos bíceps.

No, estás ocupado. Tienes a Greyson. Sí, sí, tengo a Greyson. Pero eso no significa que una chica no sepa reconocer algo bonito cuando lo ve.

—Eh, hay lentes de contacto por una razón.

—¿Entonces por qué usas gafas ? —Sonrío mientras levanto una ceja interrogante.

De repente, da un paso hacia mí.

—A las chicas les encanta esto —dice sonriendo mientras flexiona sus pectorales. Los hace bailar hacia arriba y hacia abajo como si estuvieran en una rave. No puedo evitar reír y empujarlo juguetonamente.

No puedo evitar reír y empujarlo con aire divertido :

—Dices tonterías.

Frunce el ceño, pero veo que oculta su sonrisa lo mejor que puede.

—Mi amigo va a adorar mis gafas. Espera a ver, Piglet —me señala con el dedo.

Sonrío ampliamente mientras sacudo la cabeza.

Tengo ganas de que Seb conozca a su compañera. Se merece a alguien bien.

—¡En fin ! —dice golpeando fuerte sus manos una contra la otra—. Estás aquí para entrenar, así que eso es lo que vamos a hacer. Entrenar.

Asiento mientras me observa desde arriba, siempre tan alto. Mide más de un metro noventa, un verdadero gigante para mí.

—Escucha, mientras nos entrenamos, eres libre de darme puñetazos, patadas, golpes o lo que quieras. Pero yo puedo balancearme, pero nunca haré contacto real. Es solo para distraerte o simbolizar un golpe —dice mientras asiente en silencio y me pregunta si lo he entendido.

—Es fácil —digo riendo y sacudiendo el polvo imaginario de mis manos sobre mi pantalón. Ah, esto va a ser pan comido. ¿No hay golpes ? ¿No hay dolor ? Estoy de acuerdo…

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