La emoción en la mesa se volvió palpable cuando Ronny preguntó dónde irían a bailar.
—Salsa Mia —respondió Harry, con algo de escepticismo—. Dicen que es la mejor.
Para sorpresa de David y Harry, Amira y Ronny coincidieron en un sonoro "¡Sí!", casi como dos adolescentes entusiasmados por una noche de fiesta. La energía era contagiosa, y David sintió un impulso de ser parte de esa alegría.
—Bueno, entonces, parece que tenemos un plan —dijo David, intentando mantener la seriedad a pesar de la diversión que estaba empezando a emerger dentro de él.
Harry, aunque un poco desconcertado por la unión casi instantánea de Amira y Ronny, decidió seguir el juego. La noche se volvía cada vez más interesante, y la idea de ver a Amira bailando lo llenaba de una mezcla de admiración y deseo.
—Perfecto, entonces, ¡a Salsa Mia! —exclamó Harry, levantando su copa como si celebrara el inicio de la aventura.
Ronny y Amira lo imitaron, y David, sin poder evitarlo, se unió a la celebración. En ese momento, l