—Las acciones de Moretti cayeron un veinte por ciento —reportó Declan, mostrando los últimos datos.
—Sigan acortándolas —murmuré mientras giraba suavemente la copa de vino en mi mano—. Quiero verlos arruinados.
Mi madre entró, más elegante que nunca.
—Alessia, ellos estarán en la gala.
—Lo sé —me puse de pie y caminé hacia el ventanal que mostraba todo Manhattan—. Han pasado ocho años. Es hora de que conozcan a la verdadera Alessia.
—¿Estás lista para enfrentarlos? —preguntó mi madre con preocupación.
—Mamá, la Alessia que se humillaba ante ellos está muerta —me giré, con un fuego helado en la mirada—. Lo que van a enfrentar es A.O., la que está desangrando a la familia Moretti.
Tres días después, en el hotel más lujoso de Manhattan, comenzaba oficialmente la Gala Benéfica Anual de la familia O’Connell.
Me detuve frente al espejo, vestida con un traje de noche negro.
Seis meses de entrenamiento me habían transformado por completo.
Ya no era la sumisa y complaciente Alessia, sino la