Capítulo 50. Peligro en casa
Llegué a la mansión con los nervios hechos pedazos después de lo que pasó en la firma. Subí directo a mi habitación, sin querer ver a nadie. Tenía que llamar a Alejandro, pero primero, necesitaba una ducha fría.
Estaba a punto de entrar al baño cuando oí un golpe suave en la puerta.
—¿Quién es? —pregunté, con la voz más tensa de lo normal.
—Soy yo, cariño. Tu tía. ¿Puedo pasar? —dijo Eva, con un tono que no aceptaba un "no".
Abrí la puerta a regañadientes. Eva entró. Llevaba ropa cómoda, pero seguía viéndose impecable. Se sentó en mi cama como si fuera su sillón favorito.
—Vine a agradecerte de nuevo por dejarme quedar. Esta casa me trae muchos recuerdos.
—No hay problema, tía. Está también es tu casa —respondí, sentándome en el borde de una silla, manteniendo la distancia.
Eva sonrió, con una dulzura fingida que me puso en alerta.
—Sabes, estuve hablando con Alejandro en la firma. Parece que el trabajo lo está consumiendo. Está más seco de lo normal.
—Bueno, es que tiene mucha respon