Capítulo 51. Sexo y batalla

La noche llegó a la mansión, y yo me sentía como si estuviera en un campo de batalla. Después de que Alejandro me prometiera que dormiría con él, el problema era cómo llegar a su cuarto sin que Eva se diera cuenta.

Salí de mi habitación, intentando parecer que solo iba por un vaso de agua. Al pasar por la puerta del cuarto de Eva, que era la vieja habitación de invitados, la encontré entreabierta.

No pude evitarlo. Miré de reojo.

Mi tía estaba frente al espejo. No llevaba su bata fina, sino una lencería negra de encaje que dejaba muy poco a la imaginación. No se estaba vistiendo; se estaba armando. Estaba claro que su misión de esa noche era seducir a Alejandro.

Me quedé pegada a la pared. Me vi a mí misma por un momento. Yo también podía ser sexy, pero mi estilo era diferente, más... natural. Eva era puro fuego premeditado.

El miedo me golpeó fuerte. Intenté imaginar las veces que Alejandro le había hecho el amor a mi tía, en esta misma casa, cuando yo era una niña y estaba casado co
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