Capítulo 40. El Coche y la Distancia
Salí de la oficina sintiéndome como una espía. El mensaje en el espejo me tenía helada, pero tenía que actuar normal. Alejandro me había pedido que me fuera primero para que él pudiera empezar a revisar todo. Caminé rápido hacia la entrada del edificio.
Cuando llegué a los porches lujosos, me detuve en seco.
Ahí estaba Damon, recostado contra un coche que era una maravilla. Un Brillante deportivo, de esos que solo ves en películas. Damon es de clase media-alta, pero esto... esto era otro nivel.
—¿Te gusta mi nuevo juguete? —me preguntó, con esa sonrisa que lo hace ver tan popular.
Me acerqué, alucinada.
—¿Es en serio? ¿Qué es esto? ¿Un regalo de cumpleaños adelantado?
Damon se irguió, echándose el pelo hacia atrás.
—Casi. Mi papá me lo dio por ser el mejor de mi clase en el último semestre. Dijo que era hora de conducir como el mejor.
—¡Es enorme! —dije, riéndome.
—Sí, pero no te asustes, cabe tu bolso de libros y hasta el perrito que no tienes. —bromeó, abriendo la puerta del copilot